Estamos viviendo aislamiento social debido a la obligación de mantener cuarentena domiciliaria y así frenar la expansion del COVID19, lo que también tiene consecuencias sobre los animales que viven con nosotros, en especial los perros.
Sabemos que establecer y mantener rutinas es muy beneficioso para nuestros amidogs. Debemos proporcionales una vida consistente: un día a día predecible evita muchos problemas de comportamiento relacionados con estrés y ansiedad.
¿Todo estrés es perjudicial?
No, en niveles adecuados, es adaptativo, hace que podamos adaptarnos (valga la redundancia) al entorno ante los cambios que se producen en él, originando respuestas de nuestro organismo. Cuando los niveles de estrés son elevados y se mantienen a lo largo del tiempo, las reacciones que se producen en el organismo de los perros son perjudiciales: ya no es adaptativo.
¿Qué es la ansiedad?
Es una conducta de anticipación ante la expectativa de que algo va a suceder, pero no hay ningún estímulo real que produzca dicha conducta. Es un estado emocional de valencia negativa.
En los trastornos relacionados con la separación está incluida la ansiedad por separación. Desde sus orígenes, los perros son animales gregarios, se establecen conductas afiliativas dentro del grupo. En su vida en nuestra unidad familiar los perros desarrollan un apego hacia nosotros, somos su figura de referencia. Y la ausencia de dicha figura, o la imposibilidad de tener acceso a la compañía de la misma, genera un estado de ánimo negativo si el nivel de apego es excesivo (hiperapego).
Hay tres clases de ansiedad por separación:
-tipo A: cuando a un cachorro se le separa de manera prematura de su madre y el resto de la camada.
-tipo B: un perro que empieza a mostrar síntomas de ansiedad tras un cambio en su vida, cuando antes de producirse el cambio mencionado, no presentaba este problema de conducta.
-tipo C: cuando sufren una experiencia traumática encontrándose solos, y que no son capaces de gestionar de forma adecuada.
El caso que puede producirse en la situación de confinamiento que estamos viviendo es el tipo B
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Hay que evitar que nuestro amidogs genere hiperapego hacia nosotros.
Debemos fomentar estados de relajación, con actividades y juegos tranquilos, que no supongan excitación para el perro, y que puedan llevar a cabo sin que nosotros intervengamos de forma activa, así nuestra presencia quedará en un segundo plano.
Tenemos que simular salidas o situaciones en las que dejemos solos a nuestros amidogs, podemos empezar haciendo alguna actividad agradable (un Kong relleno de comida, una alfombra de estimulación olfativa con su ración de comida) mientras nos alejamos de él, llegando a salir de su campo visual, en una habitación diferente. Gradualmente debemos aumentar la distancia y el tiempo que permanecemos fuera de su vista.
Si todo va bien, podemos hacer el ejercicio anterior, pero cerrando la puerta de la habitación en que se encuentra el perro (si reacciona en el momento de cerrarla, se puede ir haciendo de forma gradual, simplemente moviendo la puerta un poco al principio, hasta llegar a cerrarla completamente en ejercicio posteriores).
Y si es posible hacerlo en condiciones de seguridad para evitar contagio de COVID19 y respetando las restricciones vigentes, podemos salir incluso de casa, cerrando la puerta de nuestro domicilio, y conseguir alejarnos lo suficiente para que no pueda percibirnos con su olfato u oído. Por ejemplo, bajando al portal, o salir a tirar la basurta, para subir de nuevo. E ir aumentando poco a poco el tiempo que permanecemos fuera.
Es recomendable dejar una cámara wifi activada, si disponemos de ella, o nuestro móvil grabando, para ver en directo las reacciones de los perros cuando no estamos a su lado. Si hay algún síntoma de excitación o ansiedad, se debe dar unos pasos atrás en el trabajo que estamos haciendo.
Es suficiente realizar dos o tres simulaciones al día. Si podemos hacerlas coincidir con el horario en que solemos salir de casa habitualmente, tanto mejor. Sin olvidar proporcionar momentos de tranquilidad y descanso, tan necesarios como el tiempo dedicado a todos estos ejercicios.
En caso de que tengáis cualquier duda, lo mejor es consultar a algún etólogo o educador canino para que os ayude.
Mario Sauca
Educador canino
Fecha de primera publicación 20 de marzo de 2020
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