El descanso es fundamental. Y me refiero a un descanso de calidad, de nada sirve estar muchas horas tumbado en la cama dando vueltas, o despertándose continuamente sin llegar a un sueño profundo y reparador. Cuando dormimos mal, o menos tiempo del necesario, por norma general nos encontramos cansados, estamos más irritables, nos cuesta concentrarnos. Y si esta situación se cronifica, comienza a verse afectada nuestra salud. Trasladadlo a nuestros amidogs, a ellos les pasa lo mismo: tan necesaria es una dosis adecuada de actividad y juegos (ya sean físicos o mentales) como un reconfortante descanso. Y hablando de la actividad cognitiva, el sueño tiene un papel fundamental en la reorganización mental, por lo que hay una relación directa entre el descanso y el aprendizaje. La no existencia del primero, dificulta enormemente el desarrollo del segundo.
Tengamos en cuenta que no es lo mismo sueño y descanso. Un perro puede descansar sin llegar a dormir, adoptando distintas posturas. Que elija una u otra nos indicará su nivel de relajación (decúbito supino, tumbado con el vientre hacia arriba, es el máximo nivel) o si está más preparado para pasar a la acción (decúbito prono o posición de “esfinge”). Y puede ocurrir que un perro duerma, pero sin alcanzar un mínimo de calidad, con lo que no cumplirá su función al 100%.
¿Cómo es el descanso de un perro? Sigue un patrón, alternando distintas fases: estados de sueño de onda lenta (NREM), cuando el ritmo cardiaco de ralentiza, al igual que la respiración, la cual tiene una cadencia regular; y estados de sueño profundo (REM), cuando la respiración es irregular, se producen movimientos oculares rápidos y nuestro amidog experimenta sueños, llegando a mover las patas, e incluso emitir algún pequeño gemido.
Es habitual que un perro duerma prácticamente la mitad del día, pero debemos estar atentos a cualquier cambio repentino, tanto en falta como en exceso de sueño, y consultar a un veterinario. Lógicamente, depende de cada perro en particular y se debe analizar cada caso de forma individual, pero en general hay que tener en cuenta varios factores, que en conjunto, afectan al descanso:
-la edad, ya que los cachorros y los perros senior tienen hábitos de sueño distintos al de un perro adulto
-la época del año: habitualmente, cuando la temperatura sube, la actividad baja, y las horas dedicadas al descanso, aumentan.
-el nivel de actividad: un perro de alta vitalidad es probable que tenga periodos de descanso menos frecuentes, pero de mayor duración.
-la raza y tamaño: por sus características propias, hay razas más activas que otras.
-la salud: determinados trastornos orgánicos pueden afectar al sueño. Es conveniente diferenciar la hiperactividad (el perro tiene un alto nivel de actividad, pero no afecta al sueño) y la hipercinesia (exceso anormal de actividad que sí altera la cantidad y calidad del descanso).
No debemos olvidar dónde descansa nuestro amidog. Cada perro tendrá unas preferencias y es importante adaptarnos a sus características, pero en todo caso la cama debe ser confortable y de tamaño adecuado. La ubicación también es relevante: se debe elegir una zona tranquila de la casa, alejada de la puerta de entrada y apartada de lugares de mucho paso o que sean fuente de estímulos excitantes (una ventana, o cerca de la zona del ascensor, si es que nuestro domicilio tiene). Recordad: cuando esté en su zona de descanso, no debemos molestarlos, despertarlos, o realizar actividades excitantes ahí. También aporta mucha información los lugares que elige para descansar, y aunque no es algo que sea infalible, lo que os voy a comentar a continuación da muchas pistas: si, a pesar de tener alguna zona preferida, es capaz de relajarse para descansar en puntos distintos de la casa nos estará indicando que se siente cómodo y seguro. Si, por el contrario, elige un único sitio, habitualmente desde el cual puede vigilar la puerta de salida, y al menor movimiento o ruido se sobresalta, habrá que investigar un poco más, es probable que tenga la necesidad de mantener un estado de alerta y le resulte difícil relajarse. Biológicamente, y por cuestión de pura supervivencia, nuestros amidogs tienen muy desarrollado un “sistema de alarma” (el sistema reticular ascendente), reaccionando ante estímulos externos que puedan suponer un peligro, e interrumpiendo el sueño de forma súbita, preparándolo para afrontar el posible peligro.
Y después de tanta teoría, os damos algún consejo práctico. Nosotros empleamos colchones de cuna de bebé, de material viscolástico, muy cómodas y habitualmente, suelen ser de mayor calidad que las camas específicas para perro. En algunos casos, incluso son más económicas.
Es algo que no se suele hacer, pero se obtiene mucha información cuando nuestro amidog se queda solo en casa. Resulta muy útil dejar una cámara grabando en esos momentos, basta con hacerlo de vez en cuando, y al volver, dedicar un rato a revisar la grabación. Es probable que nos hartemos de ver a nuestro perro dormir, pero también puede aportarnos alguna sorpresa, en muchas ocasiones sin importancia y que únicamente nos hará sonreír (en algún caso hemos podido ver como se despiertan y persiguen una mosca, por ejemplo)
En caso de duda, por favor contactad con un etólogo o educador canino de confianza.
Mario Sauca
Educador canino
15 de junio de 2020
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