¿Te ha sorprendido el título? Seguro que más de una vez te ha extrañado, o incluso molestado algún comportamiento de tu amidog: ladridos, marcajes con orina, escarbar en el suelo del jardín… Son conductas propias de un perro, forma parte del conjunto de comportamientos naturales en su especie. Es lo que se denomina etograma.
En el día a día hay muchas situaciones en las que, sin darte cuenta, puedes estar forzando a tu compañero de cuatro patas a adaptarse a un entorno que no está pensado para él. Yo me incluyo, antes de empezar a formarme como educador, y por desconocimiento, he tenido poco en cuenta las necesidades naturales de Taro. De nada sirve quedarme estancado pensando en lo que ya no tiene remedio, mejor mirar al presente y empezar a hacer las cosas de otra manera, siendo consciente de que formamos una familia multiespecie.
Seguro que no te descubro nada nuevo cuando digo que los perros exploran el mundo en gran medida a través del olfato. En los paseos recogen mucha información del entorno al captar olores: cuántos congéneres han pasado antes por un sitio determinado, su edad, si estaban enfermos, si eran machos o hembras, o si alguna de estas últimas estaba en celo. En algún caso se ha comprobado que los perros son capaces de seguir el rastro de una persona días después de haber pasado por un determinado lugar. Queda claro la importancia de este sentido para tu amidog, déjale disfrutar, si en el parque quiere olfatear durante unos minutos un árbol, acompáñale en silencio, durante ese tiempo está recogiendo información.
Puede que en algún paseo el perro se restriegue con todas sus ganas sobre los restos de un animal muerto, y quizá lo haga con más frecuencia estando recién bañado. El olor perfumado de los champús perrunos a nosotros nos encanta, pero no es natural para ellos. Incluso puede ser una reminiscencia de sus ancestros, cuando el éxito de la caza dependía en gran medida del camuflaje de su olor, para despistar a las posibles presas. Sea como sea, el resultado es desagradable para nosotros, pero completamente natural para ellos.
Presta atención al ladrido de tu perro. Los perros no hablan, pero sí se comunican. Tanto el tono, como la intensidad y la frecuencia de su ladrido dan muchas pistas de lo que quiere decir. Si le conoces y eres capaz de interpretar qué quiere expresar en cada momento, sabrá que puede confiar en ti en esa situación en la que, ante la presencia de un estímulo que le genera inseguridad, su ladrido es más rápido y agudo.
Ya que incluyes a tu perro en un mundo de humanos, dedica tiempo a conocer sus necesidades, a darle lo que es natural para él. No tienes que convertirte en educador ni etólogo canino, basta con que comprendas de forma general las necesidades de su especie, y que procures satisfacerlas. ¿Cómo? Cuando me preguntan, siempre empiezo por una sencilla recomendación: de vez en cuando (si es posible, al menos una vez por semana) prepara una escapada por la naturaleza, lejos de la ciudad, para poder conectar con nuestras raíces. Y deja a tu perro “ser perro”.
Mario Sauca
Educador canino
1 de marzo de 2021
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